28 maggio 2002
El príncipe El Hassan bin Talal de Jordania, hermano del fallecido rey
Husein, pidió ayer apoyo a España para reactivar el proceso de paz en Oriente
Próximo. “Sería esencial que se celebrara una conferencia en Barcelona o aquí
en Sevilla, en la sede de la Fundación Tres Culturas. Ustedes tienen que
ayudarnos para que podamos ayudarnos nosotros”, dijo durante la primera sesión
del Encuentro Internacional sobre el Diálogo entre Culturas. El Hassan, que
criticó con dureza el “totalitarismo y la corrupción” existentes en ciertas
áreas islámicas, exigió respecto para todas las culturas y religiones y pidió
“una globalización de valores y no sólo de mercancías”.
El príncipe hachemí tiñó de pesimismo sus palabras cuando habló de las
consequencias del 11-S: “No se está alentando la tolerancia en Europa”, dijo
tras constatar cómo se abre paso “la islamofobia o el antisemitismo”. El
príncipe ilustró su posición de tolerancia con un verso del poeta andalusí Ibn
Arabí: “Mi corazón está abierto a todos los vientos”.
Jordania quiere impulsar un código de conducta regional que atempere las
relaciones entre árabes e israelíes y siente las bases de una vecindad más
pacífica.
La iniciativa, defendida por el príncipe jordano, fue saludada por el
secretario general de la Liga Árabe, el egipcio Amr Mahmud Musa, que moderó
ayer en Sevilla la ponencia Oriente Próximo: entre las identidades
excluyentes y la multiculturalidad.Previamente había sido recibido en la
Zarzuela por el rey Don Juan Carlos. Amr Mahnud Musa escuchó con interés otra
de las más sorprendentes y a la vez aplaudidas propuestas del foro, la del
israelí Ofer Bronchtein, que defendió la incorporación de Israel a la Liga
Árabe. Bronchtein – cofundador del Foro para la Paz y la Reconciliación en
oriente Próximo y ex asesor de Isaac Rabin – aseguró que el gran problema
israelí “es situarse en su medio; conocer su papel en el Oriente Próximo”.
El diplomático laborista dijo avergozarse de la situación que padece
Oriente Próximo y de la que culpó a su proprio país: niños bombas, de 14 años,
que se rodean de dinamita y estallan por los aires ante las alambradas, y tres
millones de palestinos “humillados por Israel” y confinados en los territorios
ocupados.
Bronchtein, cuya intervención cerró una encendida ovación, se proclamó
“judío árabe” y desveló el secreto de la paz: “Educación e comunicación”.
El viceministro de la Autoridad Nacional Palestina, Sufian Abu Zaida,
achacó parte de los males a tres religiones, “que apoyan la paz y el amor”,
pero cuyos líderes jalean la violencia. Abu Zaid censuró el apoyo americano a
Sharon, a su juicio, sustentado no en el poder político de Israel sino en el
común fundamentalismo religiose.